Por Pablo Durán
Bastaron 10 minutos para que los aficionados del equipo colombiano sintieran los fantasmas mexicanos, Chile ganaba cómodamente en el Soldier Field en Chicago.
A los siete minutos Fuenzalida corrió, dribló rivales colombianos, centró, y tras el mal despeje de Cuadrado, Aráguinz llegó de atrás y marcó. Chile se acercaba a su segunda final de manera consecutiva. Cuatro minutos después, de nuevo Fuenzalida extendió la ventaja tras un rebote en el área de un balón al poste.
Minutos después Chile seguía encima, Colombia no tenía capacidad de reacción. James
se echó el equipo al hombro y empezó a mover los hilos, poco a poco los
“cafeteros” se sentían más cómodos en el campo de juego y fueron
recuperando terreno.
Llegó el descanso y la tormenta, el entre tiempo se alargó a más de
dos horas y media debido a las malas condiciones climatológicas que
impedían la reanudación del juego.
Las acciones se reiniciaron en el Soldier Field: Colombia buscaba retomar la iniciativa y hacer daño a la “marea roja” como al final del primer tiempo, pero su 10 no aparecía. Cerca de los primeros 15 minutos de la parte complementaria, Carlos Sánchez pierde la cabeza y termina expulsado, los dirigidos por Pékerman tenían que remar contracorriente si querían seguir aspirando por el título.
El duelo lo controlaba Chile, el rival sólo generaba
contragolpes que no causaban mucho peligro, era muy difícil jugar en
las condiciones en las que se encontraba el césped.
Aunque al final del encuentro, la “fiebre amarilla” apretó, no logró
capitalizar las llegadas a gol, y el “score” no se movió más. Chile de la mano de Pizzi avanza a la final, y se repite la final de hace un año.
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