Por Víctor Méndez
Ph Raúl Soriano
España
mandó a Carlos Sadness como emisario para reconquistar México. Y su
paso inicial ha sido exitoso ya que en esta primera visita al país ha
logrado agotar las entradas para los tres conciertos que tiene
programados en el Lunario del Auditorio Nacional estos 5, 6 y 8 de
octubre, además de viajar a Guadalajara el 7 para el C3 Stage, donde
viene a promocionar La Idea Salvaje, el más reciente de sus discos.
Una
visita que se había pospuesto desde hace un tiempo por cuestiones de
logística, dice Sadness, “pero esta tardanza va a ser compensada”,
aseguró el solista. “Estoy listo para hacer algo al nivel de lo que
están pidiendo, hay un compromiso muy grande con el público después de
ver la reacción que tuvieron”.
La reacción de la que habla Carlos
es vender los entre mil y mil 500 lugares con que cuenta el Lunario,
una sorpresa hasta para él, que tenía buena expectativa, “pero no
tanta”, confesó. Y lo anterior, atribuido a la similitud de culturas.
“Somos culturas hermanas, es normal que nos acoplemos y nos
identifiquemos con los mismos temas”.
Pero, a pesar de esto, sí
marcó una diferencia entre públicos: “En México son muy libres de
prejuicios y están abiertos a muchas propuestas artísticas, creo que
valoran mucho el contenido de las canciones. Son más entusiastas y viven
la música a otro nivel. Aquí el arte manda y por el arte hacen lo que
sea” es la impresión que hasta ahora ha tenido el cantante de los
mexicanos.
El propósito de esta visita es tocar su segundo disco,
por lo que la lista de canciones girará en torno a este material, sin
descartar próximas visitas para otras cosas como dejó saber con el juego
de palabras que hizo: “vengo a presentar el presente, pero habrá futuro
para el pasado”.
La Idea Salvaje sirvió a Carlos Sadness para
entender además un punto importante en su carrera que lo ha liberado de
límites, ¿por qué para que pensar en clasificaciones específicas en una
época que ha dejado de ser tan purista en ese sentido? “Hay que dejar de
hablar de géneros y empezar a hablar de personalidades artísticas. Eso
está por encima del género, te hace más libre y puedes expresarte sin
ser castigado. Vivimos del lado de la habilidad creativa”.
Esta
liberación viene también de su propio proceso de escritura. Aunque
proceso no sea la palabra que lo defina, debido a que para él, es sólo
la canción diciendo “hazme” en los momentos más impredecibles. “La
canción viene a mí. Llega a la ducha o me encuentra conduciendo y tú tienes que atraparla y escribirla. No puedes ir a buscarla”.
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