Por: Mauricio Ortega
Foto: Ahtziri Aguilar, Jorge Vázquez
Corresponsales en Guadalajara
Bajo
un chispeo incesante, el festival 212 RMX reclamó el paseo Chapultepec
de Guadalajara por onceava ocasión para presentar un nutrido cartel que
explotó al máximo su potencial con buenas dosis de rock, alternativo y
electrónica.
La música comenzó a pintar de colores la
avenida desde las 4:30 p.m. con bandas como Sotomayor, Juglares y Locos y
The Reassure, quienes inauguraron los seis escenarios ubicados
estratégicamente a lo largo de kilometro y medio.
El
escenario que más reclutó, fue el nombrado #CapitalDeLaInnovación,
ubicado en la Glorieta Niños Héroes y donde desde las 5:15 p.m. se
observó un gran ambiente al ritmo de Monsieur Periné y del invitado
sorpresa que resultó ser Caloncho.
Simultáneamente en
los demás escenarios (RMX, RedBull, 212, FIMPRO y Bar Américas), se
vivía la misma emoción con distintos géneros, lo que convirtió la Av.
Chapultepec en un auténtico suceso musical donde brillaban bandas como
Costera, Lost Acapulco, The Guadaloops, Pumcayó y DJ’s como Blue
Deermon.
El ánimo y las ganas de escuchar buena música
no paraban; el ambiente en los distintos escenarios y sobre todo en el
ubicado en Niños Héroes, no decayó en ningún momento a pesar del enorme
retraso que protagonizó Paté de Fuá, cuyos ritmos fusionados con jazz
preparaban la tarima para los platos fuertes de la noche.
Las
más de 40 bandas ofrecieron un amplio menú musical aprovechado por
chicos y grandes. Los locales aledaños hicieron su agosto en noviembre
al verse repletos por clientes hambrientos y/o sedientos.
Los
patrocinadores se instalaron en los cruces de Av. Vallarta y López
Cotilla, donde ofrecieron pequeñas muestras de hidratantes y cervezas
sin alcohol, mismas que sólo provocaron un océano de basura.
La
lluvia que no dio tregua, no influyó para que los tapatíos se
espantaran y abandonarán los camellones, por el contrario, fue
aprovechada para echar más desmadre, eso sí, cada quien muy bien
abrigado y refugiado bajo un paraguas o bolsa de plástico.
Pasando
las 8:30 p.m., el escenario Niños Héroes se convirtió en el único foco
de atención gracias a la presencia de Enjambre, a quienes le sucedieron
El Gran Silencio y el esperado Paul Oakenfold, siendo éste último quien
se encargó de transformar el Paseo Chapultepec en una pista de baile con
una pobre escenografía que constó de una única tarima y la pantalla
local del festival, poniendo fin a un tradicional y mojado 212 en
Guadalajara.
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