Por Allfred Black
El pasado 12 de agosto la vida puso en jaque a los amantes del “rock mexicano” y es que en Tlalpan El Haragán celebraba sus 27 años en estos menesteres musicales y en La Sala de Armas El Gran Silencio hacía lo propio festejando sus 25 años de ponerle “sazón al caldo”.
El concierto en Sala de Armas comenzó desde muy temprano y cómo lucía el cartel la fusió de la cumbia se hacía presente con cada uno de los invitados. El show arrancó con los Tropikillers que daba la bienvenida a los asistentes. Los siguientes en brincar (literal) sobre el escenario fueron los argentinos de Los Astros de Mendoza que gozan de ciertos fans de estas nuevas tropicalizaciones cumbiancheras. Su show como siempre presentó algunas reversiones de temas reconocidos por el “gremio rockero” y aunque el foro lucía vacío los bailes no se hicieron esperar.
Ya con retrasos en los horarios, los siguientes en tocar fueron Los Master Plus que venían a provocar más movimientos cadenciosos con sus temas. Ataviados cual “Los Héroes del Norte” su música parecía un merecido homenaje a Mi Banda el Mexicano y la gente caía sucumbida a estas sonoridades. Para no parar con el jolgorio populachero se modificó (aún más) el horario de las bandas y el señor Ramón Rojo tomó los controles.
Sonido La Changa nos recetó una dosis sonidera sin igual, ya con un poco más de gente la pista de baile ardía y los cuerpos sudados pedían más cerveza fría. Llegó el turno para el surf de Lost Acapulco quienes convocaron a los enmascarados de cuerpos regordetes a bailar frenéticamente, las chicas hicieron los propio y en su mayoría el público bailaba y cantaba al compás de la música de estos gargajeados músicos.
El tema final de sus set fue el cuasi poema (finísimo hasta la madre) “Olvidemos el romance” que desembocó en cachondisimos pasos de baile. Luego de la furia ñerisima de los Lost,el ambiente volvía a tornarse sonidero y el turno era para los Tropical Forever que con bailarina incluida hicieron vibrar el escenario y la gran pista de baile, algunos permanecieron en reposo y refrescaron la garganta con chelas, una bocanada de aire para retomar fuerzas para ver sobre el escenario a los festejados.
La Sonora Dinamita resultó la cereza del pastel y todos absolutamente todos se desprendieron del chongo y sin concesión se dejaron ir con todo a la pista de baile. Antes de concluir con su presentación Cano y Campa acompañaron a la Sonora y nos recetaron una versión jocosisima de “Chuntaro Style”.
Cerca de la medianoche El Gran Silencio tomaba sus instrumentos y los vitoreó no se hicieron esperar. Tony, Cano y Campa se mostraban felices y sorprendido con la respuesta de sus fans que si bien algunos decidieron abandonar el foro para alcanzar metro, los más aferrados bailaron sin parar. Su set fue un recorrido inmenso por toda la discografía chuntara, fueron alrededor de dos horas que complacieron a los fans.
Desde el punk hasta el vallenato, e incluso hubo una pequeña parte del show en versión acústica. Lo mejor lo dejaron al final, con “Dormir Soñando” y “Círculo de Amor” , la primera provocó la locura, brincos y gritos fueron la constante; para la baladita en sol, nos despedían y agradecen el gesto de aguantar una larga jornada bailarina.
Para cerrar con broche de oro algunos entonaron las mañanitas para los regiomontanos que regresaron al escenario para despedirse definitivamente. Cerca de las 2 de la mañana enfilamos hacia la calle con una sonrisa de oreja a oreja , los taxis hacían su agosto y algunos más continuaban con la fiesta.
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