Por Jaime Iván Cortés Sandoval
Matar o morir, esa fue la tónica del encuentro. El dinamismo, vértigo
y coraje se mezclaron con el futbol para entregar al primer
semifinalista. La selección de las barras y las estrellas, de la mano de
Clint Dempsey venció a los ecuatorianos dos goles a uno.
Desde el minuto uno el ritmo del encuentro estaba escrito. Ninguna
playera quedó seca, el coraje con el que se jugó no deja lugar para
reprocharle la entrega a ninguno de los elementos que defendió su causa
en el Century Link Field en Seattle, Washington. Al minuto 22, un balón
salvado de salir por la línea del fondo por Wood, fue enviado a Jones, quien mandó la número cinco a la cita perfecta con el remate de Dempsey, quien de cabeza reventó las gargantas de todos los seguidores del anfitrión.
En la segunda parte, a pesar del entusiasmo ecuatoriano, llegó la segunda anotación de los dirigidos por Jürgen Klinsmann. Al 65’ un balón de rebote es recibido de manera excelsa por el anotador del primer gol del encuentro, cruzó el balón para que Zardes sólo lo empujara.
A pesar de que el marcador parecía definitivo, el empuje de la tricolor llevó a que, tras una jugada a balón parado, Arroyo golpeó con rencor el esférico y anotó el gol de la honra para su seleccionado nacional.
El resto del tiempo, los anfitriones sufrieron y los sudamericanos perdonaron. Enner Valencia
fue incapaz de levantar el empate de su equipo. Dos expulsiones en
terreno de juego (una por cada bando) más la del entrenador del
combinado sudamericano, Quinteros, no tuvieron mayor efecto sobre el desarrollo del trámite.
Por segunda vez en sus cuatro ocasiones disputadas de la justa de selecciones más vieja del orbe, Estados Unidos se mete a una semifinal (última ocasión en 1995), y de la mano del veterano Dempsey espera rival del Argentina contra Venezuela.
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