Chilenos, campeones del centenario

Por Jaime Iván Cortés Sandoval

La posproducción no llegó. El sol argentino no iluminó a Messi. En 120 minutos la igualdad magra se apoderó de los marcadores. Otra final, un año después, mismo resultado. Desde los once pasos los chilenos son bicampeones de la Copa América. Argentina, otra vez, sólo con la medalla.

Un partido que nació dinamitado prometía una edición distinta, los goles parecían cuestión de tiempo, sin embargo, el futbol es impredecible. El reloj sumaba, el balón no encontraba descanso y los intentos se ahogaban en los botines de los veintidós jugadores.

Sol y sombra; la albiceleste vive del pasado. Ahí se encuentran los Kempes, los Maradona, los Batistuta… pero, también los fantasmas.

Cazar el error, adelantar la redonda, vencer a Bravo, mandar la ejecución por un costado. A los veinte minutos, Higuaín colocó más peso en su historial. Un error garrafal de Medel le abrió la puerta al supercannoniere del Napoli, pero, tal como en la final de Brasil 2014, se le escapó el gol.

Una doble amarilla antes de la media hora de tiempo jugado presupuestaba la decisión del encuentro. Marcelo Díaz sufrió el vértigo de Messi y dejó a su selección con diez elementos en la alfombra verde. Sin embargo, los argentinos no supieron aprovechar la ventaja numérica. Apenas a los quince minutos de la retirada de Díaz, roja a Rojo. Una entrada imprudente del lateral del Manchester United sobre Vidal emparejó los papeles.

El primer tiempo se consumía y los ánimos se encendían. Cuando el futbol se frustra, asalta la desesperación. La violencia no estalló porque el silbato indicó que era hora de regresar a los vestidores.

Para el descuento, los albicelestes iniciaron buscando el toque cansino antes del vértigo de su delantera. Sin embargo, más temprano que tarde, la dinámica del encuentro regresó al pantano.

Llegaron los cambios, primero salió Di Maria por Kranevitter, después, Gonzalo por Agüero, pero nada cambió en la esencia. La número cinco no encontró descanso, como tampoco conoció las áreas. Hasta el minuto 73 la tensión pretendió transformarse en emoción cuando el primer balón que tocó el Kun fue un disparo que se fue directo a las gradas del MetLife.

Los andinos no se quisieron quedar atrás y por medio de Vargas buscaron romper la meta defendida por Romero. Una desprendida del goleador chileno y un tiro casi sin ángulo de disparo lograron hacer lucir al cancerbero albiceleste, quien resolvió de buena manera el intento chileno tapando su ángulo inferior.

En la batalla de intentos, el Kun volvió a fallar, de nuevo, en una combinación con el 10 rosarino, mandando la pelota por encima de Bravo.

Al minuto 91, Alexis Sánchez falló la más clara para su escuadra. El delantero del Arsenal recibió un pase de Vargas en las narices de Romero, pero no logró rematar. El error mandó el encuentro a la prórroga.

En los primeros 15 minutos de tiempos extra, poco le pasó al partido. Lo más importante fue el error de Vargas en un remate de cabeza.  Estando solo y sin marca, el delantero mandó su intento a las manos del cancerbero celeste. Un minuto después, al 99, una falta cobrada por Messi fue rematada de cabeza por el Kun; el balón se dirigía a la escuadra izquierda de Chile, pero Bravo alcanzó a desviar el cabezazo.

La segunda parte fue completamente de Argentina, pero los dirigidos por Martino no encontraron nunca la llave del cerrojo andino.

El tiempo terminó y la historia seguía bajo el script de la edición anterior. Chile y Argentina definieron al campeón desde los once pasos. La mesa parecía servida para Messi y compañía cuando Vidal cobro de manera equivocada el primer penal de la serie. Sin embargo, la pelota es caprichosa.

La promesa que trajo la atajada de Romero al pistón chileno se derrumbó de la manera más cruel posible; el hombre llamado a hacer historia falló. Messi mandó su disparó por encima de la cabaña de Bravo, lo demás, es historia.

Con los cartones emparejados, Carrillo adelantó a Chile, Mascherano emparejó. Aranguiz acertó, el Kun hizo lo propio, Beausejour anotó, Biglia fue atajado. Silva sólo se encargó de empujar y cobrar.

Un año después, se repite la historia. Chile es campeón, Argentina se queda en la antesala del cielo y uno de los mejores jugadores de la historia ve frustrado su camino a la tierra prometida.

Unos se acostumbran a ganar, a otros, se les está terminando la arena del reloj.