Por: Pablo Durán
Dino Zoff, el portero que rompe los estereotipos que marcan que los
arqueros tienen que ser altos por naturaleza. Con sus 1.82 metros de
estatura, logró convertirse en una leyenda en la Juventus de Turín y la
selección Italiana. La serenidad que transmitía al equipo, su seguridad
con el balón, sus salidas por alto y su facilidad para detener los
disparos con la extensión de sus largos brazos, sin tirarse, sin vuelos
espectaculares le hicieron el arquetipo del portero ideal, se ganó el
apodo de Dino “el sobrio”, con él no había nerviosismo. Todo lo hacía
demasiado sencillo. Parecía que no hacía nada. Simplemente, lo paraba
casi todo sin problemas.
En la “Vecchia Signora” jugó durante 11
temporadas, llegando a los 30 años de edad, cualquiera hubiera pensado
que era el final de su carrera, pero fue todo lo contrario, empezó su
consagración definitiva. En su primer año en Turín, mantuvo invicto su
arco durante 903 minutos consecutivos entre el 3 de diciembre de 1972 y
el 18 de febrero de 1973, jugó durante 332 partidos consecutivos como
titular en más de una década de carrera, conquistando 6 torneos de Liga,
2 Copas de Italia y una Copa de la UEFA.
Disputó 112 partidos
con la selección italiana. Siendo el “catenaccio” de Nereo Roco el
fundamento táctico del éxito italiano en el fútbol, Dino también logró
poner el cerrojo debajo de los tres palos. El logro más grande sin duda
fue el mundial de España 82, con más de 40 años de edad se logró
consagrar como el jugador titular más veterano en ganar un mundial.
En
el 68 con Zoff en la portería, la “Nazionale” consiguió su primer
Eurocopa. Dejando en semifinales a la Unión Soviética, se enfrentaron a
Yugoslavia en una intensa final que obligó a un segundo partido de
desempate en Stadio Olimpico en Roma. Los italianos se proclamaron
campeones de Europa, y Dino Zoff conseguía uno de sus tantos títulos
como el gran portero que fue.
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