Por: Oscar Castillo
Ph: Liliana Estrada
Una rara pero emotiva mezcla de colores y rebeldía se vivió la noche
de ayer en la ya bien ubicada Carpa Astros. La visita de una leyenda del
género sucio: punk, después de más de 40 años de trayectoria, ha sido,
para muchos amantes de la escena, uno grato recuerdo. The Adicts tocó
para los mexicanos, tocó para el pudor que no existe en los seguidores
de la banda.
En un horario predilecto, Danny Graciani, Kid Dee,
Mel Ellis, Keith “Monkey”, Scruff y Peter Dee se mostraron sin
intimidación a un público nato de buen punk. Con un atuendo emblemático
el aclamado Monkey obsequió un repertorio digno de la trayectoria de los
británicos.
La noche fue coreada por decorosas canciones que
daban un suspiro para todos aquellos ateos de democracia. Dándole el
menor valor a la temporada de elecciones y la desventajosa “ley seca”
Adicts nos dio el soundtrack de nuestro desprecio a la democracia y las
absurdeces de Sistema. “I am yours”, “My angel”, “Life goes on”, “Song
of praise” y “Bad boys” fueron unas de los temas más aplaudidos.
El
desgarrado ritmo que expulsan las cuerdas de Peter Dee en conjunto de
los explosivos batacazos que soltaba Kid Dee en la parte trasera del
escenario, lograron provocar un baile desalineado entre los presentes.
Sin dejar de lado la energía de Keith Warren y los bombardeos del bass
por Hagobian.
Rostros agresivos de imagen “no condescendiente”
ante la sociedad, prendas narrativas de pobreza y desquicio social,
botas altamente encasquilladas que combatían al slam asignado y un masa
de “inadaptados” (según los estereotipos) es lo que da vida al género
más añejo de las ramas del rock y partículas.
Al grito pulcro,
“Viva la Revolution” cogió cada rincón de la Carpa, misma que resistió
la fuerza de la escena. Aquel tema legendario de los británicos alocados
–que nos recuerda las vibras del maestro Stanley Kubrick– fue el himno
que conmemoró aquel 5 de junio de 2016 en donde The Adicts encendió el
combustible mexicano que mantiene prendido al punk nacional.
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