Por Oscar Castillo
<< El ritmo es algo que se tiene o no se tiene, pero cuando lo tienes, lo tienes todo>>
Se
dice que los últimos serán los primeros, ¿pero qué ocurre cuando los
primeros siguen siendo los primeros? En las décadas que han andado de
manera lenta, los años han ido inyectando vida a las historias;
tragedias y lamentos que han golpeado al mundo entero y que, sobre eso,
siguen, seguimos saliendo adelante. Pero sobre todo, siempre logramos
sonreír ante las catástrofes; siempre, siempre bailando…
Hoy
vivimos con placidez y desconsuelo. Hoy entristecemos por los 39 años
de la ida del único ídolo americano flamante de triunfos, caídas y
peldaños ganados: Elvis Aron Presley, el Rey del Rock and Roll; aquel
que murió un 16 de agosto de 1977 a causa de un infarto agudo de
miocardio. Elvis se fue. A las 15:30 horas, los medios dieron la
noticia: “Elvis había muerto en Memphis a la edad de 42 años”. Al llegar
su partida provocada con una enfermedad que meses atrás se le veía
venir, el mismo presidente en turno, Jimmy Carter, brindó una
conferencia de prensa confesando que para él, Presley había cambiado
para siempre el rostro de la cultura popular estadounidense. Fue un día
de lamento y sollozo.
Después de la noticia, una masa de
seguidores que apreciaba y amaba el arte de Presley, se reunieron fuera
de Graceland para observar el cuerpo del músico recostado en el ataúd.
Clemencias, lágrimas y dolor. No había una muerte de tal magnitud en un
largo plazo.
Dentro de la gente que seguía y resguardaba a Elvis,
Billy Mann, primo del cantante, entregó, tal cual como Judas a
Jesucristo, una fotografía sumamente exclusiva del cadáver de Elvis por
la cantidad de 18,000 dólares para la portada del National Enquirer
siendo, gracias a eso, el número más vendido en todos los tiempos.
Afortunadamente Elvis Presley no había dejado nada para el vendedor de
difuntos en su testamento.
La muerte del dueño del Rock&Billy
no fue la única tragedia en ese momento. Dos días después, el 18 de
agosto, se llevó acabo el funeral en donde miles de personas se dieron
cita para despedirse de El Rey pero, en un instante de lamento en
Graceland, un carro destalló su furia llevándose un grupo de fanáticos
con un saldo de dos mujeres muertas. Lamentable la expresión de dolor de
dicho acontecimiento.
La procesión que se le otorgó al músico
fue custodiada por más de 80,000 personas que dieron el último adiós a
Elvis; andando en conjunto hasta llegar a Forest Hill donde sería
enterrado junto a su madre –quien murió de insuficiencia cardíaca a los
46 años de edad–. Después de tan bienaventurada despedida al artista,
las sorpresas después de su muerte siguieron llegando; por un lado, los
cientos de intentos por el robo de sus restos para ganancias con lucro y
por otro lado, su silenciosa transferencia el 2 de octubre al Jardín de
Meditación de Graceland donde al día de hoy sigue su tumba.
La
partida de Elvis Presley no fue nada sencillo de digerir, mas allá de
los seguidores que lo apreciaban, para la gente que solía trabajar con
él. Fue una de esas muertes que se sabía llegaría, pero se rogaba tardar
mucho en aterrizar. Un despegue que aun la historia de la música suele
lamentar. En 1972, Elvis promocionaba su Elvis Tour con el que obtuvo
triunfos inigualables como su Globo de Oro; pero entre tanta alegría, su
vida sentimental estaba por morir antes que él. Una tarde Elvis se
enteró de que su esposa, Priscilla Beaulieu, tenía un amorío con Mike
Stone, un instructor de karate que el mismo Elvis le había presentado.
El 23 de febrero se hizo oficial su divorcio.
Es desde ahí donde
la salud de El Rey comenzó a decaer, a partir del divorcio concluido
para el 9 de octubre, Presley encabezó frecuentes enfermedades a tal
grado de ser internado por excesos en su consumo de Dremerol. Después de
esa recaída tan radical, Elvis continuó sus presentaciones completando
168 conciertos, un record como ningún año de su trayectoria había
logrado. Para septiembre, su salud iba empeorando, sus shows caían
porque no podía ni siquiera completar la sola introducción. Su
apariencia era decrepita ya, lamentable verlo con tanto esfuerzo en un
escenario, su cuerpo pedía auxilio, pero El Rey no paraba de trabajar.
La misma prensa lo catalogó en los últimos conciertos como “un pop de
mal gusto, sus seguidores habían caído en mujeres de edad madura y
abuelas ‘liberales’ (…)”.
Su mal estado de salud también afectó
lo empresarial. Su disquera, RCA, se encontraba angustiada por la falta
de entusiasmo del músico por grabar nuevos discos, nuevas
canciones.
Lo último que grabó sin interés de sacarlo al público –y considerando
sus más de 10 años sin grabar algo nuevo– fueron sus 18 canciones
inéditas en diciembre del ’76. Aunque Presley ya no era una figura de
presencia notable, grabó prácticamente el contenido completo de seis
discos más de donde brota “Promised Land”, “From Elvis Presley
Boulevard, Memphis, Tennessee” y “Moody Blue”.
Es
comprensible la avalancha que cayó después de la muerte del cantante.
Una muerte que, 39 años después, sigue dejando un vacío que solo se
rellena con sus creaciones. Una historia de vida que no ha podido ser
remplazada. Era una leyenda y como tal tenía que ser recordado.
Para
finales de 1982, Graceland fue abierto al público logrando ser la
segunda casa americana más visitada después de la Casa Blanca; tanta
admiración para los americanos que designaron el museo como monumento
histórico nacional para el 2006. Elvis no solo vive en los corazones de
los que gozamos su música, también es parte del Salón de la Fama del
Rock (1986), el Salón de la Fama del Country (1998), el Salón de la Fama
del Gospel (2001) y el Salón de la Fama del Rockabilly (2007). En 1984,
recibió el Premio W. C. Handy de la Blues Fundation y el primer
Sombrero de Oro de la Academia de Música Country; en 1987 recibió el
Premio al mérito de los American Music Awards.
Su música
llegaría a todo el mundo, más que cuando se encontraba con vida: Una
mezcla, por ejemplo, realizada por Junkie XL fue ocupada para la campaña
publicitaria de Nike en el mundial del 2002; era parte de las listas de
todo el mundo y más con su recopilación de ELV1S; un total de 17
canciones se reeditaron durante el año alcanzando un lugar dentro de las
cinco primeras posiciones de las listas de popularidad. Por quinto año
consecutivo, Forbes nombró a Presley la celebridad fallecida que
generaba más dinero, con un ingreso bruto de 45 millones de dólares. En
2010, se lanzó el disco Viva Elvis: The Álbum donde su voz fue
sobrepuesta con nuevas grabaciones instrumentales. Era una mina de oro y
la ola de arte puro.
¿Por qué Aron Presley, reconocido como ‘El Rey’ era tan importante?
Desde
que el magno Sam Phillips, dueño de Sun Records, lo capturó para
llevarlo a la cima, logró junto con el guitarrista Scotty Moore y el
contrabajista Bill Black, que el apreciable rock&billy fuera
el himno de los años cincuenta. Su más halagado material, Heartbreak
Hotel de 1956 lo encaminó sobre un andar desconocido que no sabría dónde
iba a parar. La gente, los medios y las agencias adoraban su estilo
lleno de energía, al grado de llegar a la pantalla grande con Love Me
Tender.
Elvis era mágico, auténtico e irreverente para represiva
época. Con él llegó el suspiro de libertad y energía descontrolada,
ritmos ajenos a los placeres de la generación juvenil y expresó lo que
la sociedad americana deseaba entonar. Elvis llegó lejos, tan lejos como
esperábamos llegaría. Presley es recordado cualquier día del año, al
sintonizar la radio de los abuelos o al ver Lilo & Stich con los
infantes, Elvis está ahí. La música siempre será el canal para
satisfacer las ansiedades que el cuerpo y alma provoca en cada persona
y, sin falla alguna, los ritmos y acordes de El Rey siempre lograrán la
misión.
¿Por qué recordar a Elvis después de tres décadas de su partida? Porque nadie hace música como el Rey de Rock&Roll.
<< La música nunca puede ser mala, digan lo que digan del rock'n roll. >>
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