miércoles, 8 de febrero de 2017

Porque Viña... También tiene su festival: 58 años del Festival de Viña del Mar



Por Raúl Soriano

El origen del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar se remonta a la iniciativa de Gustavo Lorca, alcalde de Viña del Mar, y de Carlos Ansaldo, director del Departamento de Turismo y Relaciones Públicas de la Municipalidad, quienes citaron a un grupo de músicos para amenizar una feria realizada por los alumnos de la Escuela de Bellas Artes en los jardines de la Quinta Vergara en 1959.



El éxito del evento permitió que entre el 21 y el 28 de febrero de 1960 se organizaría una competencia única, en la cual los participantes debían presentar una canción original cuyo motivo fuera la ciudad de Viña del Mar. En febrero de 1961 se incorporó un certamen folclórico. 



En 1964, se construyó un modesto anfiteatro al aire libre, cuyo escenario de madera estaba coronado por una «concha acústica» que ayudaba tanto a proyectar el sonido hacia el público como a proteger a los artistas de las frías noches viñamarinas, transformándose en un ícono del Festival. El público se sentaba en sillas de madera sobre el piso de tierra y muchos espectadores se ubicaban en los cerros colindantes a la Quinta y sobre las copas de los árboles cercanos, otorgando un aire provinciano al certamen.

Durante los años 1970, el Festival comenzó a masificarse, especialmente a partir de 1972, cuando los derechos de transmisión fueron otorgados a Televisión Nacional de Chile (TVN),11 con cobertura en gran parte del país.

Durante esos mismos años, la tensión política del momento se hizo presente fuertemente. En 1971, los representantes de la Unión Soviética fueron aplaudidos por su apoyo a la Unidad Popular, mientras que al año siguiente la sudafricana Miriam Makeba fue abucheada por alabar al presidente Salvador Allende y exclamar "¡Viva la revolución chilena!". A inicios de 1973, la situación se volvió caótica por el choque entre Quilapayún, representante de la Nueva Canción Chilena, y Los Huasos Quincheros en la competición folclórica, en la que también participaba una canción escrita por el ya Premio Nobel Pablo Neruda.

Tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, la realización del certamen folclórico fue suspendida en 1974; sin embargo, el evento comenzó a ganar protagonismo. Ese mismo año, el evento fue transmitido por primera vez internacionalmente: Argentina, España, Perú, República Dominicana, Sudáfrica, Venezuela y los países asociados a Eurovisión recibieron por primera vez el evento en el que el régimen de Pinochet intentó mostrar una buena imagen del país al resto del mundo.



En 1978, el Festival se convirtió en el primer programa de televisión emitido en colores en Chile, lo que significó su internacionalización definitiva cuando una estación europea lo transmitió a España y otros países europeos.
  
Desde fines de los años 1970, se hizo común que el público exigiera la entrega de la Gaviota a los artistas invitados que se destacaban en su actuación. El público del Festival comenzó a aplaudir, ignorar o abuchear a los artistas cada noche, lo que originó su apelativo de El Monstruo por su tradición de «devorar» a aquellos que no eran de su agrado. 

En 1981, se le entregó la Gaviota de Plata a Camilo Sesto, y a Julio Iglesias, hecho que se repitió en 1988, debido a la presión ejercida por el artista a favor de la entrega José Luis Rodríguez "El Puma". La famosa frase «A veces hay que escuchar la voz del pueblo» dicha por el cantante venezolano, obligó a la alcaldesa de la ciudad de ese entonces Eugenia Garrido a decidir la entrega de la Gaviota de Plata a un artista que no participaba en el concurso de canciones.



En 1999 se creó la Gaviota de Oro para entregársela como reconocimiento especial a Juan Gabriel, sin embargo, el mexicano se retiró unas noches antes, por lo que se le entregó a Ricardo Arjona. Desde ese momento, el "monstruo" quiso entregarle la Gaviota de Oro a los artistas que eran de su agrado, por lo que la organización creó la Antorcha de Oro. Sin embargo, igualmente el público ahora exige las dos antorchas y las dos gaviotas, lo que ha originado diversas críticas y burlas, por lo cual la Gaviota de Oro se dejó de entregar en el año 2005, pero se reestableció en el año 2011, en su 52.ª versión.

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