Por Allfred Black
El pasado 1 de abril, prometía ser uno de los días más inolvidables del año, por un lado el festival que se realizaría en Toluca presentaría a grandes artistas y por el otro en el Centro de Convenciones Tlatelolco se llevaría a cabo el Festival Gozadera que como una bola de nieve va creciendo más y más.
El Gozadera lleva ya tres ediciones presentando lo mejor de la música tropical no sólo del país también Argentina, Colombia y Venezuela; el Gozadera se celebró con una gran organización, grandes y entrañables aliados (Cañamo, Hot Dog Ramírez, Curaditos Mayahuel, etc.) que le metieron sazón a la fiesta que parecía no querer acabarse.
La pachanga comenzó temprano en el stage Gozadera con las Chilangas y Cachacas quienes daban la bienvenida a los pocos asistentes que se iban congregando, por el otro escenario fueron las Real Cumbia Activa que hicieron la ceremonia de arranque. Pese a que mandas agrupaciones le metían enjundia fueron solo algunos que se pusieron a bailar sin ton ni son.
La gran parte del público asistente en esas horas aprovechaba la ocasión para deambular por el salón que además de todo ofreció espectáculos de lucha libre, cervezas, graffiti, comida y un toro mecánico que prácticamente fue ignorado.
Cerca de las 4 los Rumbo Sur prendía a la gente que se dio el tiempo para verles actuar en vivo, su música no pasó desapercibida y rápidamente ganó adeptos muy aparte de los fans que no paraban de corear sus canciones. Tiempo más tarde a la vuelta Las Luz y Fuerza empezaban con su show que según ellas alargaban por la espera de sus padres.
Radio Rebelde prosiguió con la música guapachosa en el escenario Sonidero y demostró que la música poco a poco va ganando terreno y que los géneros son cosa del pasado. Su combinación de sonidos puso a bailar a los ahí reunidos y a los escépticos les derretía el oído.
Para Astros de Mendoza el escenario es algo ya muy bien conocido, su público sabe que verles actuar es garantía de brincar y bailar, para sus presentaciones la gente recuerda las grandes fiestas callejeras, con luces de colores y la pista de baile ataviada de bailarines.
La gente que ya era bastante se reunió en la presentación de Morenito de Fuego, quien se llevó una de las mejores presentaciones del día, muchos cuerpos chocaban, los pasos de bailes relucían y la pista de baile rechinaba de tanto zapatearle.
El Sonido Gallo Negro es otro de los grupos que repitió presentación y lo hizo bastante bien , consolidados en el gusto populachero del personal , dieron cátedra de la cumbia pachecona que tanto gusta a sus fans: ataviados con sus características vestimentas de huesos no medían las consecuencias y canción tras canción incitaban a gozar y pasarla bien, como es su costumbre.
Para el Sonido La Changa ya no es extraño ver cómo se le recibe por las nuevas generaciones, el señor sabe cómo retomar las fiestas interminables del barrio y resumirlas en grandes set, su espectáculo nos recuerda esas grandes callejonadas de la meche, de la Valle Gómez o cualquier colonia popular donde los cuerpos sudados conviven hasta formarse uno. Cabe mencionar que el festival otorgo un reconocimiento al señor por su larga travesía en estas andadas.
Para estas horas de la noche los rostros sudados, ebrios ,y felices sólo denotaban la importancia del festival ; “ponerte a bailar sin mirar con quién” parecía la consigna y la gente gustosa zapateaba , dejaba las suelas (literal) en la pista .
La presentación del IMS fue de las que más reacciones provocó, y es que Camilo Lara ya tenía un gran rato sin presentarse con su proyecto que lo catapultó a grandes festivales pues se encuentra muy al pendiente del Mexrrisey. Su actuación en vivo estuvo como siempre sublime y puso a corear todos lo que desde abajo del escenario veíamos su intervención. Su set (cabe recalcar que) estuvo enmarcado de grande temas que no pudieron pasar desapercibidos.
La velada no paraba y la despedida se veía cerca; con Faauna se logró relajar un poco el cuerpo pues el set de la Ali Gua Gua siempre termina en locura total y así fue como sucedió, al final nadie quería irse y las luces anunciaban el final.
El Festival Gozadera ha logrado consolidar a la música tropical, y hoy por hoy se va convirtiendo en un escenario idóneo para presentar música que se nutre de las raíces latinas y convive con las nuevas tendencias, un espacio que urgía y que deberíamos de celebrar. Enhorabuena.
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