Por Allfred Black
Para el Foro Indie Rocks este ha sido un año lleno de rock and roll
machín, desde principios de año y hasta el día de hoy grandes
agrupaciones han desfilado por el pequeño entarimado de dicho lugar.
Este fin de semana toco el turno para la banda Radio Moscow , oriundos
de Iowa que regresaba al país tras una exitosísima presentación.
La velada arrancó con el dj set del Patas y
el gordito del Warpig quienes detrás de sus computadoras comenzaron a
lanzar rolas que servían perfectamente para que la gente se reencontrara
con sus cuates o para encontrar un lugar idónea para observar el
espectáculo que estábamos por presenciar.
La primer banda en
subirse al escenario fueron los Black Overdrive, banda mexicana que le
tupe durísimo a sus instrumentos, con gran virtuosísimo y mucha fuerza.
El Patas y los suyos empezaron a caldear los ánimos de todos los
asistentes ahí reunidos con canciones de su disco debut lanzado apenas
el año pasado. Un espectáculo redondo donde sobraron los comentarios de
Ivan Nieblas quien criticó la música actual a sabiendas que la estación
donde trabaja ha sido de las encargadas de difundir dicha cagazon.
El
siguiente en subir a tocar fue el cabrón de James Leg quien
prácticamente resultaba desconocido para la gran mayoría pero quien al
momento de ejecutar sus canciones se ganó el respeto y la atención de
todos los ahí reunidos que para esa hora ya éramos bastantitos. Con una
furia endemoniada presentó un repaso por su carrera musical, peses a las
fallas técnicas las caras del público era de satisfacción y mucha
euforia, James demostró que no se necesita más que de dos personas para
hacer que la música suene con madre.
Ya pasadas las 23:00 horas
de la noche el constante olor a mota quemada, las cervezas que rolaban y
las cabelleras despeinadas dieron la bienvenida a Radio Moscow, quienes
con sus grandes greñas, y pantalones acampanados nos remitieron
inmediatamente a los años 70’s cuando la psicodelia ruleaba chingón.
El
espectáculo de Radio Moscow, resultó un viaje durísimo como las drogas.
Un espectáculo lleno de guitarras psicotrópicas, bajos embriagantes y
baterías demoledoras que se conjugaban de manera excepcional con el
blues y el rock.
El rock parece querer nunca extinguirse
y pese a todas las dificultades que ha pasado permanecerá por mucho
tiempo. No queda más que agradecer a los chicos de Kill Pill Club por creer en este tipo de espectáculos y regalarnos
una de las mejores noches de este 2016 que esta pronto a extinguirse.
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