La memoria premia la valentía, sin embargo, el futbol sólo recibe
goles como moneda de cambio. El Stade Vélodrome de Marsella fue el
epicentro de un encuentro por demás admirable. La selección de Albania,
número 38 en la clasificación de la FIFA, detuvo los embates de una
Francia descafeinada por 90 minutos, llenó a sus aficionados de
esperanza y le quitó la respiración a Didier Deschamps más de una
ocasión. El marcador concede tres puntos a la escuadra Blue, el futbol
concede total respeto a una dignísima escuadra albana.
Francia
vive del sufrimiento, deja que la magia salga de los botines hasta el
crepúsculo del encuentro, el resto del tiempo pondera el musculo y la
rapidez. La primera mitad del encuentro los locales no se encontraron en
el campo, una ofensiva chata, un medio campo sin ideas y una defensa
desconcentrada. La narrativa de los primeros 45 minutos no hizo más que
esperar la campanada albana antes que el toque francés. La selección
vestida de blanco tuvo mayor claridad en ataque, tanto así que aunque no
asediaron constantemente la puerta del capitán Lloris, lograron hacer
tragar saliva a más de un aficionado francés.
En el complemento,
los blues salieron con el brío que no apareció en la parte. El ingreso
de Paul Pogba le dio una nueva imagen al funcionamiento galo, pero a
pesar de la picardía él y Payet, el juego nunca pudo desenredarse a
favor del local.
Al minuto 51 la meta francesa se salvó de
milagro tras un remate doble de Memushaj. El primer intento del 9
albanes surge cuando un centro desde la banda es rematado por Memushaj,
pero desviado por Hugo Lloris. Cuando el delantero de la selección de
Albania está en el suelo se encuentra con el balón que no logró contener
el cancerbero francés y remata de cabeza mandando la número cinco por
un costado de la cabaña blue.
Fue hasta el minuto 90 cuando
desde la banca Griezmann encaminó la victoria de los locales, cuando
remató sólo en el área un centro de Remi, transformando la tensión en
júbilo. La desventaja en el marcador obligó a los albaneses a ocupar sus
últimos recursos en búsqueda del empate, pero eso sólo abrió la puerta
para que los dirigidos por Deschamps inflaran más el marcador. Un balón
recuperado por los franceses llegó al recién ingresado Gignac,
quien en un intento por driblar a su adversario cayó, pero dejó el balón
a modo para Payet, quien revolvió la redonda antes de mandarla a
guardar a las redes de su rival.
Francia consigue su pase a la siguiente ronda. Albania dejó el corazón y se llevó los aplausos.
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