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martes, 17 de mayo de 2016

Sin banderas: amor y libertad con Antidoping y Gondwana en la Carpa Astros


PH: Tomada del FB de la banda


Pocas son las noches que logran cautivar el sentimiento y alterar el corazón; vibraciones en todas las articulaciones y una voz melódica que forja el ambiente natural de un cuerpo que disfruta las riquezas de la vida. Una de esas noches se vivió el pasado viernes 13 de mayo en donde la primera y legendaria banda de reggae en Chile volvió a pisar territorio mexicano; junto a ellos, los bienaventurados provenientes de Coyoacán en el sur de la Ciudad de México. Si, efectivamente hablamos de la fiesta que ofreció Gondwana y Antidoping.

Calzada de Tlalpan se encontraba un poco más saturada de lo habitual; en la estación del metro Villa de Cortés se lograban captar dreads largas y representativas, faldas largas y un peculiar aroma a la ‘hierba prohibida’. Las avenidas costadas de lo que era el Circo Atayde ahora Carpa Astros se encontraban cerradas. Los negocios por fuera llegaron instalándose de la mayor cantidad de productos alusivos a los anfitriones de dicho pachangón. El estacionamiento se encontraba saturado, no habría un auto más. Ligeros oficiales en los costados observando cautelosamente en su búsqueda por extorsionar al siguiente sujeto, como águilas cazando su presa.
La Carpa esta lista para recibir a una masa representativa de libertad y amor. Los estantes ubicados para la venta de cerveza se encontraban abarrotados; el precio no era el problema, los pocos locales eran el caos.

DESDE TIERRAS ZAPATISTAS HASTA LOS HUICHOLES, ANTIDOPING EN LA CASA.
Mi reloj marcaba las 20:30 y los presentes corrían al centro del escenario ubicado en el interior de la carpa cirquera. ¡Antidoping estaba en casa! Aperturando la presentación de los chilenos, Antidoping preparó un angosto pero sabroso show. “Voz universal” fue la pionera que desató el baile y las sonrisas. Gritos por allá, cantos por acá y hierba maracuyá. Jacobo nos dio la bienvenida regalándonos una versión más amena de un gran jazz titulado “Take five”.
Haciendo un homenaje a su primer material discográfico, Búscalo, la banda de reggae entregó algunos temas del legendario disco de 1996. << El reggae en nuestro país comenzó en el Caribe mexicano >>, con esta leyenda Antidoping arrancó con “Aquí Jah”, “A la vuelta de la esquina” y “La solución”.
Una noche donde los defeños fueron atentos y complacientes con su público. Un show íntimo, como una velada romántica de libertad sentimental e intelectual. “Brillas” fue el ejemplo de ello, a petición de los presentes Antidoping puso a su gente a saltar de alegría. Algo similar ocurrió cuando llegó a nuestros oídos “Lejos de casa”.
Su momento se estaba terminando y ofrecieron lo que su público deseaba degustar: “Medicina” fue la elección. Con un sólo de percusiones, la melodía de una gran duración (misma que respetaron al tocarla) comenzó a hacernos vibrar, a perdernos en el tiempo y alejarnos de todo aquello que nos coge por la vida. Regalando unas palabras, la agrupación se despidió dejándonos con un buen sabor de boca: << Desde las tierras zapatistas hasta los huicholes (…) Si no están ustedes, no existiría Antidoping >>.

UN REGRESO INMENSO: GONDWANA
La hora marcaba 22:00. No sabías si ir al WC o por una cerveza doble; las filan eran de la misma magnitud. De fondo sonaba algo de reggaetón –audaz DJ– que era el pretexto necesario para sacar el estrés de las filas y la poca paciencia por ver la banda estelar. 22:10, Gondwana se instaló en el escenario. Era obvio que después de un largo periodo de su ausencia al venir a nuestro país sus seguidores sintieran una euforia inexplicable. Gondwana y su distancia con nosotros de más de diez años, así como sus dolorosos cambios de vocal, ha dejado una marca importante en la gente mexicana amantes de reggae. MC Jona estaba frente a nosotros. Las lágrimas de las mujeres fanáticas no dejaban de caer, los gritos eran catástasis de la noche. Un recibimiento a los chilenos inigualable. La noche era de ellos y su gente. Estaban aquí. Gondwana tocaba para nosotros.
La música comenzó: “Mucho verso” presionó la tecla de ‘power’ en su público. La fiesta encendió. Una presentación de un amplio repertorio que satisfacía las características de su público de forma individual: “Fuego”, “Estoy amándote”, “Verde, amarillo y rojo”. Uno de los momentos más recordables de esa noche fue la presencia de una pareja que aprovechó el momento y el romance de la agrupación y sus letras para proponerle matrimonio a su novia: << desde que vi esos ojos supe que lo que quería ver toda mi vida al despertar >> y de fondo comenzó “Dulce amor”.
La velada encendía el fuego del amor y el romanticismo que durante muchos años extrañamos. De su último material, Reggae&Roll, sonó “Cuando la lluvia para”, tema más reciente y que se demostró el gusto de la gente por ella. Los éxitos de su playlist arrasaron y es que no podían faltar: “Mi princesa”, “Armonía de amor”, “Piensa en mí” así como sus letras de protesta: “K-In” e “Ignorancia”.

Una noche de recuerdos, estrofas que nos trasladaban a momentos de nuestra vida en donde el amor ha sido la mayor razón de vivir. Gondwana siempre ha sabido como inyectar la droga del enamoramiento que plasma en cada una de sus letras. Y es que es casi imposible no ubicar alguno de sus temas en donde deseamos que algún ser viviente nos la cante o mejor aún, sea esa canción la explicación exacta de sus sentimientos hacia uno.

Su reggae estaba ahí, en vivo, a toda entrega. Sus temas más representativos seguían haciendo suspirar a todos los que coreaban con tanta emoción: “Sentimiento original”, “Nuestros sueños”, “Felicidad” y, a petición de su público y primera vez en vivo en nuestro país, “Dime” se interpretó con la entrega que Gondwana sabe instalar en el escenario. Esta velada romántica estaba por terminar; se llevaban dos horas de concierto y la energía se encendía cada vez más. Una masa que no se cansaba, todo lo contrario. Las dreads se agitaban en un rincón y en el otro una pareja se devoraba en un beso. Detrás de mí, un círculo de amigos brindaban por esta gran noche y, al frente, el humo de hachís deslumbraba al resto.

Gondwana se despedía lentamente. Después de interpretar “Yo no quiero ir a la guerra”, comenzó a sonar un cover ya conocido del legendario Bob Marley: “Could you be loved”; la interpretación logró hacernos suspirar al imaginar la pasión de Marley cerca de nosotros. Para sorpresa, Jacobo de Antidoping, se subió al escenario para acoplar esta versión entre ambos; rompiendo banderas por una misma causa: La Música.
Texto por: Oscar Castillo


Fue así como Gondwana se despidió, regalando un show inolvidable; el segundo de una gira de 70 presentaciones en todo el continente Americano. Un concierto que deja venas abiertas por su grata forma de hacer reggae, por el placer de sus letras y la entrega a la gente que, desde hace 20 años, no los ha dejado atrás.

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