PH: Tomada del FB de la banda
Pocas
son las noches que logran cautivar el sentimiento y alterar el corazón;
vibraciones en todas las articulaciones y una voz melódica que forja el
ambiente natural de un cuerpo que disfruta las riquezas de la vida. Una de esas
noches se vivió el pasado viernes 13 de
mayo en donde la primera y legendaria banda de reggae en Chile volvió a
pisar territorio mexicano; junto a ellos, los bienaventurados provenientes de
Coyoacán en el sur de la Ciudad de México. Si, efectivamente hablamos de la
fiesta que ofreció Gondwana y Antidoping.
Calzada de Tlalpan se encontraba un poco más
saturada de lo habitual; en la estación del metro Villa de Cortés se lograban
captar dreads largas y
representativas, faldas largas y un peculiar aroma a la ‘hierba prohibida’. Las
avenidas costadas de lo que era el Circo Atayde ahora Carpa Astros se encontraban cerradas. Los negocios por fuera
llegaron instalándose de la mayor cantidad de productos alusivos a los
anfitriones de dicho pachangón. El estacionamiento se encontraba saturado, no
habría un auto más. Ligeros oficiales en los costados observando cautelosamente
en su búsqueda por extorsionar al siguiente sujeto, como águilas cazando su
presa.
La Carpa esta lista para recibir a una masa
representativa de libertad y amor. Los estantes ubicados para la venta de cerveza
se encontraban abarrotados; el precio no era el problema, los pocos locales
eran el caos.
DESDE
TIERRAS ZAPATISTAS HASTA LOS HUICHOLES, ANTIDOPING EN LA CASA.
Mi reloj marcaba las 20:30 y los presentes corrían
al centro del escenario ubicado en el interior de la carpa cirquera.
¡Antidoping estaba en casa! Aperturando la presentación de los chilenos, Antidoping preparó un angosto pero
sabroso show. “Voz universal” fue la pionera que desató el baile y las
sonrisas. Gritos por allá, cantos por acá y hierba maracuyá. Jacobo nos dio la
bienvenida regalándonos una versión más amena de un gran jazz titulado “Take
five”.
Haciendo un homenaje a su primer material
discográfico, Búscalo, la banda de
reggae entregó algunos temas del legendario disco de 1996. << El reggae
en nuestro país comenzó en el Caribe mexicano >>, con esta leyenda
Antidoping arrancó con “Aquí Jah”, “A la vuelta de la esquina” y “La solución”.
Una noche donde los defeños fueron atentos y
complacientes con su público. Un show íntimo, como una velada romántica de
libertad sentimental e intelectual. “Brillas” fue el ejemplo de ello, a
petición de los presentes Antidoping puso a su gente a saltar de alegría. Algo
similar ocurrió cuando llegó a nuestros oídos “Lejos de casa”.
Su momento se estaba terminando y ofrecieron lo que
su público deseaba degustar: “Medicina” fue la elección. Con un sólo de
percusiones, la melodía de una gran duración (misma que respetaron al tocarla)
comenzó a hacernos vibrar, a perdernos en el tiempo y alejarnos de todo aquello
que nos coge por la vida. Regalando unas palabras, la agrupación se despidió
dejándonos con un buen sabor de boca: << Desde las tierras zapatistas
hasta los huicholes (…) Si no están ustedes, no existiría Antidoping >>.
UN
REGRESO INMENSO: GONDWANA
La hora marcaba 22:00. No sabías si ir al WC o por
una cerveza doble; las filan eran de la misma magnitud. De fondo sonaba algo de
reggaetón –audaz DJ– que era el
pretexto necesario para sacar el estrés de las filas y la poca paciencia por
ver la banda estelar. 22:10, Gondwana
se instaló en el escenario. Era obvio que después de un largo periodo de su ausencia
al venir a nuestro país sus seguidores sintieran una euforia inexplicable.
Gondwana y su distancia con nosotros de más de diez años, así como sus
dolorosos cambios de vocal, ha dejado una marca importante en la gente mexicana
amantes de reggae. MC Jona estaba
frente a nosotros. Las lágrimas de las mujeres fanáticas no dejaban de caer,
los gritos eran catástasis de la noche. Un recibimiento a los chilenos
inigualable. La noche era de ellos y su gente. Estaban aquí. Gondwana tocaba
para nosotros.
La música comenzó: “Mucho verso” presionó la tecla
de ‘power’ en su público. La fiesta encendió. Una presentación de un amplio
repertorio que satisfacía las características de su público de forma
individual: “Fuego”, “Estoy amándote”, “Verde, amarillo y rojo”. Uno de los
momentos más recordables de esa noche fue la presencia de una pareja que
aprovechó el momento y el romance de la agrupación y sus letras para proponerle
matrimonio a su novia: << desde que vi esos ojos supe que lo que quería
ver toda mi vida al despertar >> y de fondo comenzó “Dulce amor”.
La velada encendía el fuego del amor y el romanticismo
que durante muchos años extrañamos. De su último material, Reggae&Roll, sonó “Cuando la lluvia para”, tema más reciente y
que se demostró el gusto de la gente por ella. Los éxitos de su playlist arrasaron
y es que no podían faltar: “Mi princesa”, “Armonía de amor”, “Piensa en mí” así
como sus letras de protesta: “K-In” e “Ignorancia”.
Una noche de recuerdos, estrofas que nos trasladaban
a momentos de nuestra vida en donde el amor ha sido la mayor razón de vivir.
Gondwana siempre ha sabido como inyectar la droga del enamoramiento que plasma
en cada una de sus letras. Y es que es casi imposible no ubicar alguno de sus temas
en donde deseamos que algún ser viviente nos la cante o mejor aún, sea esa
canción la explicación exacta de sus sentimientos hacia uno.
Su reggae estaba ahí, en vivo, a toda entrega. Sus
temas más representativos seguían haciendo suspirar a todos los que coreaban
con tanta emoción: “Sentimiento original”, “Nuestros sueños”, “Felicidad” y, a
petición de su público y primera vez en vivo en nuestro país, “Dime” se
interpretó con la entrega que Gondwana sabe instalar en el escenario. Esta
velada romántica estaba por terminar; se llevaban dos horas de concierto y la
energía se encendía cada vez más. Una masa que no se cansaba, todo lo
contrario. Las dreads se agitaban en
un rincón y en el otro una pareja se devoraba en un beso. Detrás de mí, un
círculo de amigos brindaban por esta gran noche y, al frente, el humo de hachís deslumbraba al resto.
Gondwana se despedía lentamente. Después de interpretar
“Yo no quiero ir a la guerra”, comenzó a sonar un cover ya conocido del
legendario Bob Marley: “Could you be loved”; la interpretación logró hacernos
suspirar al imaginar la pasión de Marley cerca de nosotros. Para sorpresa, Jacobo de Antidoping, se subió al escenario para acoplar esta versión entre
ambos; rompiendo banderas por una misma causa: La Música.
Texto por: Oscar Castillo
Fue así como Gondwana se despidió, regalando un
show inolvidable; el segundo de una gira de 70 presentaciones en todo el
continente Americano. Un concierto que deja venas abiertas por su grata forma
de hacer reggae, por el placer de sus letras y la entrega a la gente que, desde
hace 20 años, no los ha dejado atrás.
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