sábado, 4 de junio de 2016

Especial Eurocopa: Leyendas (1ra parte)





Por Pablo Durán

A través de los años el deporte se ha dividido por épocas, y en el fútbol las marcan los jugadores. Sin duda Marco Van Basten es uno que marcó una, fue figura en el A.C. Milan y un histórico en la selección holandesa. 

El “cisne de Utrecht”, es el estereotipo de un 9 fijo. Tenía la portería clavada en la mente, todos sus disparos iban siempre a puerta, ya fuera con un pie u otro, con un potente disparo o uno tiro colocado, balón parado o un centro al área, siempre era lo mismo. Tenía un físico impresionante, que con su 1.88 metros de estatura imponía dentro del campo, conducía el balón con una elegancia tremenda que complementaba con una buena técnica individual y unos estéticos regates. Sin el esférico en los pies, marcaba diferencia, siempre buscando el hueco que dejaran los defensores para quedar frente al guardameta y definir, o en ocasiones regalando asistencias cuando observaba una situación más clara de gol que la que él tuviera. 

Formó parte del mítico AC Milan que dominó el fútbol europeo a finales de los 80 y principios de los 90. Entrenado por Arrigo Sacchi, el hombre que revolucionó el fútbol moderno y junto a sus compatriotas Ruud Gullit y Frank Rijkaard formaron un equipo de ensueño, a ese equipo también se le conocía como il Milan degli Olandesi (el Milan de los holandeses). 

Llevó a la selección holandesa a lo más alto cuando ganaron la Eurocopa del 88 en Munich, comenzó en el banquillo, debido a que apenas jugó en el Milan y en su selección. Perdieron el primer partido contra la Unión Soviética 1 a 0, pero tres días más tarde el técnico de la “naranja mecánica” lo incluyó en el equipo titular y consiguió anotar tres goles para dar la victoria ante Inglaterra. El último partido del grupo era vital, Irlanda tenía 4 puntos y la selección neerlandesa 3, lo cual hacía necesario una victoria que consiguió con un marcador de 1-0. 

En semifinal enfrentó a Alemania Federal. Se adelantaron los alemanes por medio de Lothar Matthäus de penalti, empató Koeman también de penalti tras un derribo sobre Van Basten en el área, quien además marcó el gol difinitivo que los llevara a la final del torneo. La final se disputó ante más de 70000 aficionados, el 25 de junio en el Olympiastadion de Múnich frente a la Unión Soviética. El “cisne de Utrecht” puso el dos a cero definitivo que le dio la copa a los “tulipanes”, además recibió la bota de oro de la Eurocopa con 5 goles, por delante de Rudi Völler y Oleg Protásov.

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